¿Sabe cómo complacer a un hombre con sus manos? ¿Y sabe cómo darte un largo minuto dulcemente con sus manos?
Al pene no solamente le gustan los orificios corporales
Al tesoro masculino le gusta sumergirse en las profundidades, pero también se le puede alegrar con las manos. Pero ahora no nos referimos a moverse arriba y abajo con el objetivo de eyacular lo más rápido posible. Nos referimos a una técnica suave en la meta es el viaje. El masaje del pene.
Todos tenemos una zona habitual de sexo en la que nos movemos. Podemos ser felices ahí toda la vida, pero vale la pena salir de vez en cuando y probar algo nuevo que amplíe nuestros horizontes. El masaje del pene es una forma de conocer mejor a la pareja y a uno mismo.
Qué necesitamos para masajear el pene.
Lo que necesitamos más que nada es tiempo, intimidad, preferiblemente una habitación cálida con una cama cómoda, una toalla para acolchar el cuerpo de la pareja y lubricante de buena calidad que se deslice bien y no se seque.
Si para crea un ambiente íntimo ayudan música agradable, velas aromáticas y lencería sexy, adelante.Una iluminación también es importante, porque es mejor ver durante el masaje. Usted y su pareja. El contacto visual lleva el masaje a otro nivel.
Con el objetivo ya claro, pongamos manos a la obra
El masaje de espalda, cuello o pies es increíble. Pero hoy estamos aquí solo para las partes íntimas. Pene, escroto, ingle: este será nuestro campo de juego hoy. Vamos a empezar calentando las palmas de las manos con lubricante.
Podemos utilizar un gel lubricante de calidad a base de silicona o cualquier aceite de masaje de calidad (eso si no seguimos haciendo el amor después - las partes íntimas de las mujeres y los preservativos de látex no son amigos de los aceites de masaje clásicos).
Vierta el aceite calentado sobre el pene y los testículos de su pareja sin escatimar. Junte las palmas de las manos y comience a acariciar suavemente. Muévase lentamente y por la ingle ida y vuelta. Tarde o temprano, el orgullo masculino de la pareja comenzará a despertarse.
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Técnica del anillo
Una vez que el pene esté casi erecto, sujételo por la raíz, apriételo suavemente y vuelva a aflojar el agarre. Y otra vez. El pene ganará volumen y se endurecerá aún más. Forme un anillo con la palma de la mano y los dedos, colóquelo en la punta del glande y baje lentamente hasta la raíz con un agarre suave. Afloje los dedos y al mismo tiempo coloque la otra mano cerrada en forma de anillo sobre el glande.
Cambie suavemente de una mano a otra, sin apresurarse. El objetivo no es llevar a la pareja al clímax. Y si es así, que no sea de inmediato.
La palma y los dedos al ritmo de una medusa
Otra técnica que podemos utilizar durante el masaje es el movimiento de la palma y los dedos alrededor del glande. Imagine la palma sobre la punta del glande, con los dedos apuntando hacia abajo y moviéndose como una medusa flotando en el mar.
Los dedos suben y bajan por el glande y la fusta de manera que el glande quede en el centro de la palma. Podemos añadir un movimiento ligeramente circular parecido a un sacacorchos.
Cruzando la colina
Coloque la palma de la mano en la base del pene con los dedos extendidos y apuntando hacia arriba, y alterne una suave presión con las yemas de los dedos hasta llegar al glande. ¡Cuidado con el frenillo que es muy sensible! Al llegar a la cima, empiece a bajar por el otro lado. Y vuelva a subir.
Acorte gradualmente el recorrido hasta que los dedos solamente recorran el glande de arriba a abajo. Desde el frenillo hasta la punta y por el lado opuesto de la corona del pene. Un poco de lubricante ayudará a que su pareja se quede sin aliento.
Es muy probable que su pareja le avise que va a acabar. Deje el glande descansar y muévase hacia la raíz del pene.
Encender la fogata
¿Alguna vez ha visto cómo se enciende un fuego con palos? Eso es exactamente lo que nos espera. Agarramos el pene entre las palmas con los dedos extendidos y comenzamos a frotarlo. Una palma hacia adelante, la otra en la dirección opuesta. Y otra vez. No vamos a encender un fuego, pero vamos a calentar bien a la pareja.
Mimos a los testículos
Los testículos ocultos en el escroto son muy sensibles y vamos a tener que proceder con mucha cautela. Los tomamos con cuidado en las palmas y tiramos ligeramente del escroto. Aflojamos. Y otra vez. Entre el pulgar y el índice apriete suavemente (!) los testículos uno por uno, desliza los dedos a lo largo de la costura en el escroto hacia adelante y hacia atrás. Su pareja seguro dejará claro que esta técnica le gusta.
Lo que se oculta en las profundidades
El perineo es un punto sensible entre el escrito y el ano. Presionando y tamborileando suavemente con las yemas de los dedos, podemos conseguir un masaje externo del punto G masculino: la próstata. Se trata de una glándula del tamaño de una nuez que rodea la uretra y suele estar situada justo detrás del segundo esfínter anal y su estimulación puede provocar orgasmos intensos en el hombre.
Si se siente con ganas, podemos (preferiblemente usando un guante y una gran dosis de gel lubricante) introducir un dedo lenta y sensiblemente en el ano y estimular la próstata directamente.
Los hombres que han experimentado un orgasmo atronador por la estimulación de la próstata confirman que a veces basta con un masaje prostático para alcanzar el clímax, sin necesidad de estimular más el pene o los testículos. Fantástico, ¿verdad?
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Vamos al final
Más allá de si utilizamos alguna de las técnicas descritas arriba o algo de nuestro propio repertorio, el objetivo del masaje es disfrutar. Se puede llegar al orgasmo, pero no es algo obligatorio. Pero si sucede, retrasar la explosión de placer resultará en una buena tormenta. Y no solo eso. Al hacer circular sangre en el pene, contribuimos a la salud de nuestra pareja.
Las erecciones y eyaculaciones regulares tienen un efecto positivo no solo en el placer sexual, sino también en el bienestar mental, y el masaje prostático sirve para prevenir problemas de próstata. Por lo tanto, los masajes en el pene aportan una serie de beneficios que hacen que merezca la pena incluirlos en su repertorio amoroso.
Dioses y diosas del sexo
Pensar que sabemos todo en el sexo es el camino a la mediocridad. En el mejor de los casos. Aquellos que quieren dominar el arte de complacer a sus parejas, saben que siempre hay algo por aprender, entrenar y descubrir. ¿A qué grupo pertenece usted?
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Autora: Marina Deluca
